A diferencia del resto del hobbits de la Compañía del Anillo, Frodo decide dejar la Comarca y acompañar a los elfos a las Tierras Imperecederas tras El Retorno del Rey.
La razón principal que Frodo se vaya con Bilbo, Gandalf y los elfos reside en las dos heridas que sufre durante la trilogía del Señor de los Anillos y de las que nunca llega a sanar del todo.
La primera es la que le inflige el Rey Brujo de Angmar en la Atalaya de Amôn Sul con una hoja de Morgul y que Arwen y Elrond curan in extremis.
La segunda es durante el enfrentamiento contra la araña gigante Ella-Laraña que le deja inmovilizado y que si no hubiera sido por Sam, le hubiera acabado costando la muerte.
Cada aniversario Frodo experimentaba el inmenso dolor físico y psicológico que esas dos heridas le causaron impidiéndole pasar página y volver a hacer una vida normal.
Frodo sabía que la Tierra Media nunca podría curar del todo y que siempre sería esclavo del pasado, así que decide dejarlo todo e irse al reino mítico de los elfos donde su poderosa magia podría hacer que se recuperara completamente.