Leer el libro antes de ver la película o la serie basada en el puede ser tanto una gran ventaja como un inconveniente.
Y no hablo de spoilers, que son necesariamente malos (al menos en mi opinión 🙁 ).
El debate es tan viejo como lo es el séptimo arte, o incluso antes con las adaptaciones al teatro.
Y la verdad es que es un dilema sin solución ya que depende exclusivamente de los gustos de cada cual.
¿Tu que piensas al respecto?
¿Prefieres leer la novela antes o después de ver la película? #cine
— Ocio 3.0 (@ocio3cero) 17 de diciembre de 2016
¿Te apetece que profundicemos más en el tema? 🙂
Una obra nueva sigue siéndolo aunque esté basada en otra.
O sea, el creador de la idea original es el creador de la ida original. Nada más.
No por ser un obra derivada de otra un creador deja de ser tal y por supuesto tiene todo el derecho del mundo de hacer su propia interpretación de la misma.
¿Pero hasta que punto es así? ¿Existen los límites?
Pues yo soy de la opinión de que sí.
Cuando una obra lleva el nombre de otra pierde necesariamente un margen de libertad considerable.
Me explico.
No tiene demasiado sentido que una película lleve el nombre de una novela y que se parezcan lo que a un huevo a una castaña.
Poner enlace a las películas que menos se parecen a la novela
Y es algo que pasa constantemente por desgracia.
El objetivo está claro: atraer a los lectores al cine y de paso contagiarse del prestigio del libro o incluso del autor.
Pero eso es hacer trampas. 🙁
Cuando alguien compra los derechos de una obra también compra los deberes.
No digo que no se tenga la capacidad de dar un enfoque distinto añadiendo o quitando cosas puntuales que no afecten a la esencia de la obra original.
Sino simplemente que se deben respetar los fundamentos que vehiculan la historia original.
En mi opinión es sentido común.
Si no básicamente lo que se hace es engañar a la audiencia.
Y eso no está nada bien. 🙁
Un ejemplo de lo que digo lo encontramos en la serie The Walking Dead, que si bien empezó siguiendo al cómic decidió seguir su propio camino y hacer algo totalmente distinto.
La consecuencia fué que los lectores teníamos dos líneas argumentales independientes que se diferenciaban en lo que pasaba, qué personajes estaban vivos o muertos, qué relaciones tenían entre ellos, qué personalidad iban forjando, etc.
O sea, un liazo impresionante, ya que en la memoria a medida que va pasando el tiempo se van agrupando esos recuerdos y ya no sabe uno cuál es cada cual.
Un horror.
Por suerte la serie ha vuelto al sendero del cómic y esperemos que por mucho tiempo.
Saber la historia antes de ver la película es una hoja de doble filo.
Pero si se hacen las cosas bien, leer el libro antes de ver la película, puede ser una gozada.
Es cierto que en la inmensa mayoría de los casos los lectores que conocemos la historia antes de ver la película solemos decir:
Era mucho mejor la novela.
Pero en realidad caemos en una falacia ya que los géneros no pueden compararse entre sí de esa manera.
Pasa eso mismo con los poetas que miran a los letristas de canciones por encima del hombro.
Como decía nuestro Mr President «un plato es un plato y un vaso es un vaso«.
Contundente. 🙂
Es evidente que en un libro de 800 páginas se puede desarrollar mucho más una historia que en una película de dos horas.
Pero, ¿cuanto tiempo hay que dedicarle a esa novela?
Depende sobre todo de la calidad percibida de cada una de ellas.
Si la novela te ha parecido mala tienes muchas papeletas de que la película o la serie te parezca mejor. Y viceversa.
Un factor decisivo para ello es que haya concordancia entre ellas como comenté antes.
Si esto pasa al final lo único que se produce es confusión y desconcierto. Dos sensaciones que no molan nada de nada.
Pero no siempre pasa eso.
Una buena película basada en una buena novela se retroalimentan.
Si la obra audiovisual es respetuosa con la obra escrita y además ambas son de calidad es una gozada.
¡Entonces sí que habrá merecido la pena conocer la historia antes de haber visto la película! 🙂
Es lo que me pasó a mí por ejemplo con El médico de Noah Gordon. La novela es excepcional y la película no está mal.
El resultado es que yo era capaz de contextualizar mucho mejor la historia y dar explicación a cosas que pasan que de otra forma me hubiera perdido y de disfrutar recordando partes que había medio olvidado.
O sea, la experiencia del usuario como llamamos en el mundo del marketing se vio hipervitaminada.
Y ejemplos de eso hay a montones. Desde las novelas de Michael Crichton hasta todas las historias basadas en los cómics de Marvel o de DC. Desde Watchmen hasta Drácula.
Hay miles de ejemplos.
A menudo es mejor conocer la historia antes de ver la película ya que esta suele ser un resumen de la primera.
De hecho, al menos a mi me pasa que cuando veo una historia al estilo de Juego de Tronos tengo la sensación constante de que me hubiera encantado leerme la novelas antes.
Así que ya sabemos, a leer mucho que viene muy bien para todo en general. 🙂
¿Y tu que opinas? ¿Te gusta conocer la historia antes de ver la película?
Deja un comentario y lo debatimos.
Ah, y si te ha gustado el artículo no dudes en compartirlo en tus redes sociales. 🙂