
El Mandaloriano es una serie con un potencial infinito. Los seguidores de la saga de Star Wars son legión y durante décadas han creado un universo extendido de una riqueza difícilmente igualable.
Y precisamente en el pecado va la penitencia.
El hecho de no tener límites puede ser usado para crear una historia compleja que vaya desarrollando en un mundo lleno de recursos narrativos, pero en esta ocasión mucho me temo que ha vencido el reverso tenebroso de la fuerza y el Mandaloriano peca precisamente de abusar de esos recursos renunciando a hilvanar una historia consistente.
Así es, lo peor de El Mandaloriano es precisamente que prácticamente no tiene metatrama.
Se trata de historias inconexas que si bien distraen, no hacen evolucionar la historia, y al final de los finales no es más que un conglomerado aventurillas que se van sucediendo sin más.
Molan, eso sí, pero poco más.
Alargarán el Mandaloriano ad eternum y ganarán mucho dinero, pero al final de los finales, conseguirán una serie sin historia que poco aportará más allá del propio disfrute de un mundo que personalmente me encanta.
Una pena.
Podrían haber usado todos esos recursos para enriquecer una historia potencialmente tan interesante, pero no, nos tendremos que contentar con una serie sin chicha al más puro estilo de Hércules o Xena.
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