Hacía tiempo que tenía pendiente ver Parásitos, concretamente desde el éxito indiscutible que tuvo en los premios Oscars, y este fin de semana por fin he sacado un rato para poder verla.
Y tristemente he de decir que me ha decepcionado muchísimo.
No es la primera vez que me pasa, cada vez es más frecuente que mi criterio discrepe enormemente con el de los académicos del premio más importante del planeta. Pero es lo que hay.
En un principio Parásitos empezó gustándome. Una familia va consiguiendo una mejor situación en el mundo mediante argucias y tretas. Me interesa. Pero más o menos a mitad de la película al director se le va la pinza, todo se descontrola y la historia se va a la mierda.
Y no es que no me gusten los cambios de guión, al contrario, me encantan.
Es que me parecen giros totalmente inverosímiles, y es ahí donde empiezo a chocar de frente con el planteamiento de parásitos.
La familia otrora meticulosa hasta el extremo, capaz de prever todos los escenarios y de anticipar todos los comportamientos, de repente se les va la pinza y cometen la torpeza de emborracharse en la casa sin ningún reparo y sin considerar que en una tormenta era viable que los propietario tuvieran que volver.
A partir de ese momento es un despropósito tras otro.
Desde caídas absurdas que solo sirven para justificar que la historia se desarrolle hasta la escena de sexo en el lugar y momento menos apropiado (o más desde la perspectiva del director).
Demasiado MacGuffin para una película tan oscarizada.
Todo es caos sin andamios que soporten tanto cambio y así no se hace un giro de guion.
No quiero decir que sea una mala película, porque no lo es, soy especialmente crítico porque cuando uno se dispone a ver una película tan galardonada espera lo mejor, pero en este caso, al menos para mí, ha supuesto una gran decepción.