En «El Señor de los Anillos» de J.R.R. Tolkien, el Anillo Único es un objeto muy poderoso y malvado, creado por Sauron para controlar a los demás seres y doblegarlos a su voluntad.
Los magos Istari, incluyendo a Gandalf, son conscientes del poder del Anillo y saben que no deben tocarlo ni intentar usarlo.
Gandalf, al igual que otros Istari, no quiere tocar el Anillo ya que él y sus compañeros son seres de poder, pero limitados, y el Anillo tiene un poder que podría corromperlos.
El Anillo tiene un efecto destructivo en aquellos que lo tocan o intentan usarlo, ya que les ofrece un gran poder y riqueza a cambio de su lealtad y control sobre ellos.
Además, Gandalf entiende que el Anillo Único es una fuente de poder maligno y que su deseo de controlarlo podría consumirlo y corromperlo, convirtiéndolo en un ser malvado igual a Sauron. Por lo tanto, él y otros Istari deciden no tocar el Anillo y en su lugar buscar una manera de destruirlo.
También es importante mencionar que el Anillo es un símbolo de la tentación del poder y la ambición. El anillo simboliza la tentación de obtener un poder absoluto, y Gandalf y otros Istari son conscientes de que si se dejan tentar por el Anillo, podrían caer en la misma trampa que Sauron y convertirse en un enemigo del bien.
En resumen, Gandalf no quiere tocar el Anillo Único debido a que es un objeto peligroso y malvado, su contacto podría corromperlo y convertirlo en un enemigo del bien, además de que es un símbolo de la tentación del poder y la ambición y Gandalf y otros Istari son conscientes de que no deben caer en esa tentación.