Índice:
- El origen de una galaxia… desordenada
- La sorpresa del éxito y el nacimiento del “Episodio IV”
- La visión de una saga mayor
- Un guiño al mito clásico
- La técnica del “in media res”
- Limitaciones técnicas y narrativas
- El poder del misterio
- La expansión del universo y las precuelas
- Una estrategia de marketing brillante
- Un eco de la historia humana
- El equilibrio entre caos y orden
- El legado de una decisión
- Una historia que empieza en medio… y nunca termina
- Artículos sobre Superhéroes
Pocas sagas han marcado tanto la cultura popular como Star Wars.
Y sin embargo, pocos saben que la historia comenzó con un capítulo que, numéricamente, no era el primero.
¿Te has preguntado alguna vez por qué la saga empezó con el Episodio IV: Una nueva esperanza, en lugar del Episodio I?
Esa decisión, que parece un enigma galáctico, esconde una de las estrategias narrativas más audaces de la historia del cine.
El origen de una galaxia… desordenada
En 1977, George Lucas no era aún el genio que conocemos hoy.
Era un joven cineasta obsesionado con la mitología, las epopeyas clásicas y los relatos del bien contra el mal.
Su objetivo era crear una ópera espacial, una historia que mezclara la fantasía medieval con la ciencia ficción más pura.
Pero no tenía un plan completo de nueve episodios, ni un universo entero desarrollado.
Solo tenía un guion titulado The Star Wars, una historia de héroes, princesas y villanos en una galaxia lejana.
Y en esa primera versión, no había ningún “Episodio IV”. Solo era Star Wars, a secas.
La sorpresa del éxito y el nacimiento del “Episodio IV”
Cuando la película se estrenó, Lucas no esperaba el éxito monumental que consiguió.
El público quedó fascinado con esa mezcla de misticismo, tecnología y aventura.
El concepto de la Fuerza, los Jedi, y el Imperio Galáctico se convirtieron en mitos modernos.
De repente, Lucas se dio cuenta de que había creado solo una parte de un relato mucho más grande.
Fue entonces cuando empezó a pensar en continuaciones y precuelas.
Y en 1981, durante el reestreno de la película, decidió añadir en los créditos iniciales las palabras mágicas:
“Episode IV – A New Hope”.
La visión de una saga mayor
Lucas imaginó su universo como una trilogía de trilogías.
Nueve películas en total, cada una explorando una época distinta dentro del mismo mito galáctico.
El Episodio IV sería el punto medio: el comienzo del héroe Luke Skywalker, el renacer de la rebelión y el inicio del equilibrio de la Fuerza.
El director quiso que el espectador entrara en la historia como si llegara tarde a una leyenda ya en marcha.
Esa sensación de que el universo tenía pasado, historia y profundidad, sin explicarlo todo de golpe, era parte de su encanto.
Lucas sabía que el misterio atrae más que la certeza.
Un guiño al mito clásico
Las películas de Star Wars están profundamente influenciadas por “El héroe de las mil caras” de Joseph Campbell.
Campbell hablaba del “viaje del héroe”, un patrón narrativo que aparece en mitos de todas las culturas.
Lucas utilizó esa estructura para moldear a Luke Skywalker: el joven que deja su hogar, encuentra un mentor, enfrenta la oscuridad y renace como héroe.
El hecho de comenzar en el Episodio IV refuerza esta idea: el espectador es como un viajero que entra en una historia antigua, un relato que ya estaba ocurriendo antes de su llegada.
Es una forma de decirnos: “Esto es solo una parte del mito”.
Y eso le da a Star Wars una dimensión legendaria, casi atemporal.
La técnica del “in media res”
En literatura, existe un término latino muy antiguo: “in media res”, que significa “en medio de las cosas”.
Es una técnica usada por los grandes poetas épicos como Homero en la Ilíada.
Empieza la narración cuando los acontecimientos ya están en marcha, y el pasado se va revelando poco a poco.
Lucas adoptó esa estrategia.
Comenzar en el Episodio IV permite que la historia tenga un aire misterioso, con nombres, lugares y eventos mencionados como si el público ya debiera conocerlos.
De ese modo, el universo se siente vivo, antiguo y vasto, en lugar de recién inventado.
Esa decisión fue clave para que Star Wars pareciera más una mitología que una simple película.
Limitaciones técnicas y narrativas
No todo fue una elección filosófica o literaria.
En 1977, los efectos especiales aún eran limitados.
Lucas y su equipo de Industrial Light & Magic crearon maravillas visuales para la época, pero aún así, el nivel tecnológico no permitía contar ciertas partes de la historia que Lucas imaginaba.
Por ejemplo, las Guerras Clon, la caída de los Jedi o la transformación de Anakin en Darth Vader requerían efectos imposibles para ese momento.
Por eso, Lucas prefirió empezar por un episodio más contenido, centrado en la rebelión y en personajes humanos más que en grandes batallas espaciales.
Comenzar en el Episodio IV fue también una decisión práctica, no solo artística.
El poder del misterio
Cuando Star Wars se estrenó, el público no necesitó saber quién era Anakin Skywalker ni cómo había caído el Imperio.
El espectador se dejó llevar por la aventura y las pistas dispersas sobre un pasado que no se mostraba.
Esa ausencia de información fue una de las claves del éxito.
El universo parecía real porque no lo entendíamos todo.
Cada frase de Obi-Wan sobre “los antiguos Jedi” o “las Guerras Clon” alimentaba la imaginación.
Y eso generó una de las comunidades de fans más activas del mundo, obsesionadas con llenar los huecos.
La expansión del universo y las precuelas
A medida que pasaban los años, Lucas no pudo resistirse a completar su visión original.
Así nacieron las precuelas: La amenaza fantasma (Episodio I), El ataque de los clones (Episodio II) y La venganza de los Sith (Episodio III).
Estas películas exploraron los orígenes del Imperio, la caída de Anakin y el nacimiento de Darth Vader.
Al verlas, muchos espectadores comprendieron por fin lo que se había insinuado durante décadas.
Sin embargo, para muchos fans, ese misterio inicial —esa sensación de llegar tarde a la historia— nunca volvió a ser igual.
Una estrategia de marketing brillante
Aunque Lucas siempre defendió su visión artística, no se puede ignorar el impacto comercial de su decisión.
Comenzar en el Episodio IV permitió que la saga creciera hacia ambos lados: hacia el pasado y hacia el futuro.
Eso multiplicó las oportunidades de expansión narrativa y económica.
Cómics, series animadas, videojuegos y novelas llenaron los huecos entre episodios, manteniendo viva la saga durante décadas.
Lucas no solo creó una película: creó un universo modular, que podía expandirse infinitamente.
Y todo empezó con un número: el IV.
Un eco de la historia humana
En cierto modo, el orden de los episodios refleja la manera en que los humanos descubrimos el pasado.
Primero vivimos el presente, luego tratamos de comprender lo que ocurrió antes.
Eso convierte al espectador en un arqueólogo galáctico, reconstruyendo una historia que parece haber existido mucho antes de ser contada.
Esa sensación de antigüedad, de mito perdido, es una de las razones por las que Star Wars sigue fascinando generación tras generación.
El equilibrio entre caos y orden
Curiosamente, el propio Lucas hablaba del concepto de equilibrio de la Fuerza como una metáfora del orden en medio del caos.
Su saga comenzó de forma caótica, con episodios desordenados y una estructura aparentemente ilógica.
Y sin embargo, con el tiempo, todo adquirió sentido.
El viaje de Anakin, la redención de Luke, la caída y resurgimiento de los Jedi… todo encajó como piezas de un rompecabezas cósmico.
Empezar en el Episodio IV fue, sin duda, el primer paso hacia ese equilibrio narrativo.
El legado de una decisión
Hoy, más de cuarenta años después, nadie cuestiona que Star Wars empezara en el Episodio IV.
Esa elección se ha convertido en parte esencial de su identidad mítica.
Es una muestra de que, a veces, el orden cronológico no es el orden correcto para contar una historia.
Lo que importa no es dónde empieza el relato, sino dónde empieza la emoción.
Y en 1977, el corazón de millones de espectadores empezó a latir con el rugido de una nave estelar y la aparición de unas letras doradas que se alejaban hacia el infinito.
Una historia que empieza en medio… y nunca termina
Quizás esa sea la verdadera razón por la que Star Wars comenzó en el Episodio IV.
Porque las grandes historias, las que tocan el alma, no tienen un principio ni un final claros.
Simplemente existen, como ecos en el tiempo, esperando ser descubiertas por una nueva generación.
Así como los Jedi confían en la Fuerza, Lucas confió en el poder del misterio, del mito y del caos creativo.
Y de ese aparente desorden nació una de las narrativas más poderosas del siglo XX.
Por eso, la próxima vez que veas aparecer las palabras “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”, recuerda que estás entrando en el corazón del mito, justo en medio de una historia que comenzó antes de ti y seguirá después.
Porque, en el fondo, Star Wars nunca empezó ni terminará. Solo sigue fluyendo… como la Fuerza misma.
