Acabo de terminar la cuarta temporada de la serie Lucifer y hablando con una amiga me preguntó si merecía la pena empezar verla, y la verdad es que no supe muy bien qué contestar porque en realidad depende.
-¿Y de qué depende?- te preguntarás.
Vamos por partes…
Lucifer entre dos aguas. Ni buena ni mala.
Está claro que Lucifer no es un «must» tipo Chernobyl. Dista mucho de ser una obra maestra o una serie extraordinaria.
Pero sería igualmente injusto considerarla una mala serie porque no lo es.
Lucifer es una serie que sin dejar una huella indeleble en nuestra memoria tampoco aburre y a menudo es bastante interesante.
Si la tomas como tal, como una serie entretenida, seguramente no te defraudará y la disfrutarás como lo que es. Sobre todo si te interesa la temática.
Ángeles y demonios. Un género muy atractivo.
Particularmente a mi la lucha entre ángeles y demonios, la eterna lucha entre el bien y el mal, es una temática que a mi me interesa enormemente.
Desde siempre me he sentido atraído y he de reconocer que tengo un sesgo a favor de este género. Incluso películas menores como puede ser Legión acabo disfrutándolas.
De ahí que dependa tanto de tí el recomendarla o no, si eres como yo y te interesan las batallas celestiales, esta serie tendrá muchas más papeletas de gustarte. Si no, no.
Un enfoque de Lucifer diferente.
Un aspecto que me parece especialmente interesante de esta serie es la personalización de Lucifer. Mucho más divertido y desenfadado que de costumbre.
Lucifer no es malo, es el castiga la maldad.
Esta visión del demonio en realidad es totalmente coherente con muchos de los textos que tenemos.
El pecado de Lucifer fué rebelarse contra Dios, pero no era un ser perverso. De hecho, Lucifer, el lucero del alba, significa etimológicamente el portador de luz.
Los humanos estamos en contra de él porque se supone que estaba en contra de nuestra creación y que nos consideraba seres nocivos.
Y no le faltaba razón.
Me gusta mucho como Lucifer se enfrenta constantemente a esas dos vertientes de su ser. Por un lado su parte angelical y por otra la demoniaca. Se hace un vaivén pendular que no chirría ni provoca disonancias e incoherencias.
A mi me gusta como está tratada.
Ad eternum. El gran pecado americano.
Si hay algo que los americanos suelen hacer y que es tremendamente molesto es extender las series hasta que no dan más de si.
Y este es también el mayor error de Lucifer y la mayor razón por la que yo no la recomendaría.
Cuando una serie se va alargando ad eternum sin un guión preestablecido, tarde o temprano todo empieza a repetirse, la serie se vuelve en un espacio lleno de lugares comunes en los que nada tiene interés.
A mi no me ha dado esa sensación todavía (al menos de forma consistente en el tiempo), pero pronto lo hará. Son demasiados los ejemplos que tenemos de ello.
Ya veremos a qué temporada llega antes de que la cancelen, pero espero que no la alarguen mucho más.
En definitiva, Lucifer es una serie divertida, incluso interesante, que trata una temática muy atrayente de una forma diferente, y que sin ser una obra maestra (ni mucho menos), no es una mala serie.
¿La has visto? ¿A tí que te parece?