La película española «El Hoyo» (The Platform, en inglés) es una obra de ciencia ficción dirigida por Galder Gaztelu-Urrutia y estrenada en 2019.
La trama se desarrolla en una prisión vertical llamada «El Hoyo», en la que los presos son alojados en celdas que se apilan en distintos niveles.
Cada día, una plataforma con comida desciende desde el nivel superior hasta el inferior, donde los presos deben tomar lo que puedan antes de que la plataforma continúe su descenso hacia los niveles inferiores.
La película es una alegoría sobre la desigualdad social y la lucha por la supervivencia en un sistema que parece estar diseñado para favorecer a unos pocos en detrimento de la mayoría.
El final de «El Hoyo» ha sido objeto de mucha discusión y debate entre los espectadores. En este artículo, analizaremos el desenlace de la película y trataremos de arrojar luz sobre su significado.
La revelación de Goreng
El protagonista de «El Hoyo» es Goreng (Iván Massagué), un hombre que ingresa voluntariamente en la prisión para obtener un título universitario. Goreng es un personaje complejo y enigmático, que a lo largo de la película experimenta un profundo proceso de transformación.
Al final de la película, Goreng llega al nivel más bajo de la prisión, donde encuentra a Baharat (Emilio Buale), un hombre que ha sobrevivido allí durante años y que se ha convertido en una suerte de líder espiritual para los presos. Baharat le explica a Goreng que la prisión tiene un total de 333 niveles, y que su objetivo es llegar al nivel superior para comunicarse con los responsables del sistema y tratar de cambiar las cosas.
Goreng, sin embargo, tiene una revelación: la prisión no tiene 333 niveles, sino un número indeterminado. La plataforma con comida se mueve de forma aleatoria entre los niveles, lo que significa que nunca se sabe cuántos niveles hay en realidad. Además, el hecho de que los presos puedan salir de la prisión en cualquier momento (a través de una trampilla en el techo de cada celda) sugiere que la prisión está ubicada en la superficie, y no en el subsuelo, como se pensaba hasta ese momento.
Esta revelación tiene importantes implicaciones para la interpretación de la película. Si la prisión no tiene un número determinado de niveles, significa que la lucha por la supervivencia no es un proceso lineal, sino que está marcado por la incertidumbre y la imprevisibilidad. Además, el hecho de que los presos puedan salir de la prisión en cualquier momento sugiere que la prisión es en realidad una metáfora de la sociedad en su conjunto, y que la lucha por la supervivencia es una constante en la vida de todos nosotros.
El sacrificio de Goreng
Después de su revelación, Goreng decide que su misión es descender por los niveles inferiores de la prisión y tratar de persuadir a los presos de que se unan a él en su lucha por cambiar las cosas.
A medida que Goreng desciende por los niveles inferiores de la prisión, se encuentra con situaciones cada vez más desesperadas y violentas. En algunos niveles, los presos han recurrido al canibalismo para sobrevivir, y en otros niveles se han formado grupos de poder que someten y explotan a los presos más débiles.
Finalmente, Goreng llega al nivel más bajo de la prisión, donde encuentra a una niña que se encuentra en una celda sola. La niña es la única superviviente de su nivel, lo que sugiere que todos los demás presos han muerto de hambre o han sido asesinados por sus compañeros.
Goreng, que se encuentra gravemente herido después de haber sido atacado por otros presos, se sacrifica para alimentar a la niña. Le ofrece su carne para que ella sobreviva, convencido de que su muerte servirá para que los demás presos se den cuenta de que es posible colaborar y ayudarse mutuamente, en lugar de luchar y matarse entre sí.
Este sacrificio final de Goreng es la culminación de su proceso de transformación, que le ha llevado de ser un individuo egoísta y obsesionado con su propia supervivencia a convertirse en un defensor de la cooperación y la solidaridad entre los presos. El hecho de que su sacrificio tenga lugar en el nivel más bajo de la prisión, donde la desesperación y la violencia parecen haber alcanzado su punto más alto, sugiere que la única salida posible de la prisión (y, por extensión, de la sociedad) es la colaboración y la ayuda mutua.
La ambigüedad del final
El final de «El Hoyo» es ambiguo y abierto a interpretaciones. Después de que Goreng se sacrifique, la niña es rescatada por un equipo de la prisión que ha descendido en busca de ella. La escena final muestra a la niña en un lugar exterior a la prisión, rodeada de personas que parecen estar ayudándola.
Esta escena final puede interpretarse de diferentes maneras. Por un lado, podría interpretarse como un final feliz, en el que la niña es rescatada y llevada a un lugar seguro en el que recibirá atención y cuidado. Sin embargo, también es posible interpretarla de forma más pesimista, sugiriendo que la niña ha sido rescatada por los mismos responsables del sistema que han diseñado la prisión, y que su futuro sigue siendo incierto y precario.
En cualquier caso, el final de «El Hoyo» no ofrece respuestas claras ni soluciones definitivas. En su lugar, plantea preguntas incómodas y desafiantes sobre la desigualdad social, la lucha por la supervivencia y la naturaleza humana en un sistema que parece estar diseñado para favorecer a unos pocos en detrimento de la mayoría.
En conclusión, el final de «El Hoyo» es una pieza clave en la interpretación de la película en su conjunto. La revelación de Goreng, su sacrificio final y la ambigüedad del desenlace invitan al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la sociedad en la que vivimos y sobre la importancia de la solidaridad y la colaboración en la lucha por un mundo más justo y equitativo.