Índice:
- El origen del desdoblamiento de Gollum
- La dualidad psicológica: una mente rota
- El lenguaje como espejo del alma
- Tolkien y la fractura del ser
- La influencia del Anillo: un parásito de la mente
- La simbología del plural: más allá de la locura
- La evolución del habla de Gollum
- Gollum y la metáfora de la adicción
- El impacto en el lector: incomodidad y compasión
- Un espejo oscuro de Frodo
- El silencio final de las dos voces
- Conclusión: la voz que revela la fractura
- Otros artículos sobre el Señor de los Anillos
Pocos personajes en la literatura moderna resultan tan inquietantes y fascinantes como Gollum, esa criatura desgarrada entre la luz y la sombra que habita las páginas de El Señor de los Anillos.
Su voz quebrada, su forma de hablar en plural, susurros contradictorios y su obsesiva devoción por el “tesoro”, nos invitan a mirar más allá de la mera excentricidad lingüística.
Detrás de cada “nosotros” que pronuncia se esconde una mente fracturada, un alma partida en dos, y una lucha interna tan intensa que resuena en cada una de sus palabras.
El origen del desdoblamiento de Gollum
Antes de ser Gollum, fue Sméagol, un hobbit —o más bien un ser similar a ellos— que vivía una vida sencilla junto a su pueblo cerca del río Anduin.
Todo cambió el día en que encontró el Anillo Único, o más bien, el día en que el Anillo lo encontró a él.
En ese instante, la voz del poder comenzó a susurrar dentro de su mente, dividiendo su conciencia en dos entidades enfrentadas.
Sméagol, el ser que aún conservaba vestigios de bondad, se convirtió en la víctima.
Gollum, la sombra corrompida por la codicia y la adicción al Anillo, se erigió como su carcelero.
Desde entonces, esa batalla interna se tradujo en su forma de hablar: el plural como reflejo del duelo entre dos almas atrapadas en un mismo cuerpo.
La dualidad psicológica: una mente rota
Cuando Gollum dice “nosotros”, no está utilizando una figura retórica.
Habla literalmente por dos voces que comparten un mismo espacio mental.
El “nosotros” es el resultado de una escisión de personalidad, una fractura psíquica provocada por el prolongado dominio del Anillo.
El Anillo no solo corrompe, sino que divide.
Se infiltra en los pensamientos y separa la conciencia entre el deseo y el rechazo, el odio y el amor, el yo y el otro.
Así, Gollum representa de manera trágica la disociación mental: Sméagol, que anhela redimirse, y Gollum, que solo desea poseer su “precioso”.
Cada palabra que pronuncia es una negociación desesperada entre estas dos fuerzas que jamás alcanzan la paz.
El lenguaje como espejo del alma
En Tolkien, el lenguaje nunca es casual.
Cada forma de hablar revela un aspecto profundo del carácter o de la especie a la que pertenece.
El plural de Gollum es su síntoma y su confesión.
Es el lenguaje de alguien que ha dejado de ser uno solo.
En su voz se entrelazan el murmullo servil del esclavo y el rugido del depredador.
Cuando dice “nosotros la odiamos, sí, la odiamos”, no es un error gramatical, sino una representación precisa del caos que habita en su mente.
La alternancia entre la primera persona singular y el plural muestra un vaivén constante entre la culpa y la negación, entre la conciencia y la posesión.
Gollum no sabe quién es, porque ya no puede ser uno solo.
Tolkien y la fractura del ser
El creador de la Tierra Media, J. R. R. Tolkien, era un filólogo meticuloso, pero también un profundo observador del alma humana.
Sabía que las palabras pueden ser espejos de lo invisible.
En Gollum condensó la tragedia de la corrupción moral y la pérdida de identidad.
El plural no es un simple recurso teatral; es la manera en que Tolkien encarna la fragmentación del yo ante la tentación absoluta.
El “nosotros” de Gollum no busca compañía, sino justificación.
Necesita compartir su culpa con esa otra voz que lo atormenta, porque cargarla solo sería insoportable.
En su discurso conviven la ternura infantil de Sméagol y la crueldad fría de Gollum, como si dos seres se disputaran el derecho de existir.
La influencia del Anillo: un parásito de la mente
El Anillo Único no solo ofrece poder.
Es un parásito espiritual que devora la voluntad de quien lo posee.
A través del Anillo, Sauron no domina solo cuerpos, sino mentes.
En Gollum, esta dominación se volvió casi total, pero no completamente.
Por eso existe el conflicto: una chispa de Sméagol aún resiste, y esa mínima resistencia genera el desgarro que se traduce en su forma de hablar.
El plural es la prueba de que Sméagol no ha muerto del todo, pero tampoco vive en paz.
Cada “nosotros” es una batalla ganada o perdida en una guerra interminable dentro de su propio espíritu.
La simbología del plural: más allá de la locura
Hablar en plural también tiene un componente simbólico que trasciende la psicología individual.
Gollum encarna la dualidad humana entre el bien y el mal, entre el deseo y el remordimiento.
Su voz plural resuena en cada lector porque refleja algo que todos llevamos dentro: esa conversación silenciosa entre nuestras partes más nobles y nuestros impulsos más oscuros.
Tolkien utiliza a Gollum como un espejo de la condición humana.
No es un monstruo externo, sino una proyección de lo que ocurre cuando el alma se fragmenta por la culpa o la obsesión.
Por eso su modo de hablar inquieta tanto: porque reconocemos en él una versión exagerada de nuestras propias contradicciones.
La evolución del habla de Gollum
A lo largo de la saga, la forma de hablar de Gollum cambia sutilmente según quién lo escuche y en qué contexto se encuentre.
Cuando Frodo le muestra compasión, Sméagol vuelve a emerger, y sus frases se tornan más coherentes, más humanas, más singulares.
Dice “yo” en lugar de “nosotros”, porque por un instante recupera la unidad perdida.
Sin embargo, cada vez que el miedo o la desconfianza lo asaltan, Gollum reaparece, y el plural regresa como un eco siniestro.
El “nosotros” se convierte entonces en su refugio lingüístico, una forma de protegerse del dolor de ser uno solo.
El plural es su armadura emocional, su último intento de no sentirse completamente destruido.
Gollum y la metáfora de la adicción
El comportamiento de Gollum, y especialmente su manera de hablar, también puede entenderse como una metáfora de la adicción.
El Anillo actúa como una sustancia adictiva que consume lentamente la identidad del individuo.
Sméagol sabe que el Anillo lo destruye, pero Gollum no puede renunciar a él.
Ese conflicto perpetuo genera el discurso fragmentado y contradictorio que tanto lo caracteriza.
El plural, en este sentido, representa la división entre el deseo compulsivo y la conciencia de culpa.
Hablar en “nosotros” es una forma de diluir la responsabilidad, de creer que la culpa pertenece a otro, al “otro yo” que él mismo ha creado.
El impacto en el lector: incomodidad y compasión
Cada vez que Gollum habla, el lector experimenta una mezcla de repulsión y ternura.
Su pluralidad nos confunde, nos irrita, pero también nos conmueve.
Tolkien logra que la locura de Gollum no sea un mero artificio, sino una forma de humanizar el sufrimiento.
A través de ese lenguaje partido, comprendemos que Gollum no es simplemente malvado: es víctima de sí mismo.
El plural es su lamento, su intento desesperado de mantener un diálogo con su propio reflejo.
Y en ese intento fallido, el lector percibe el eco de una verdad universal: la lucha interna entre lo que somos y lo que tememos llegar a ser.
Un espejo oscuro de Frodo
La relación entre Frodo y Gollum es, en muchos aspectos, un juego de espejos.
Frodo ve en Gollum el futuro posible de su propia alma si cede ante el poder del Anillo.
El plural de Gollum es una advertencia: una muestra de lo que ocurre cuando el yo se disuelve bajo el peso del deseo.
Mientras Frodo mantiene su “yo” intacto, Gollum ya no puede distinguir quién habla dentro de su mente.
La pluralidad del lenguaje de Gollum sirve así como un contraste trágico: un recordatorio de que la identidad puede perderse si el corazón se entrega a la oscuridad.
El silencio final de las dos voces
En su muerte, las dos voces de Gollum se funden por fin en una sola.
Cuando cae al fuego con su “precioso”, deja de hablar en plural.
Por primera vez en mucho tiempo, vuelve a ser uno solo.
Esa unidad, irónicamente, solo se logra con la destrucción de aquello que lo dividió.
El plural se apaga con el Anillo, y lo que queda es el silencio: el silencio de un alma que, aunque tarde, ha encontrado descanso.
Conclusión: la voz que revela la fractura
El modo en que Gollum habla no es un simple capricho narrativo ni un rasgo extravagante.
Es el reflejo lingüístico de una tragedia interior, una muestra magistral de cómo la palabra puede revelar el abismo del alma.
Hablar en plural es su manera de existir y de resistir, su intento de no sucumbir del todo al vacío.
Detrás de cada “nosotros” se esconde una historia de corrupción, amor, pérdida y culpa.
Gollum no habla en plural porque quiera, sino porque no puede hablar de otro modo.
En su voz rota, Tolkien nos recuerda que todos llevamos dentro un pequeño “nosotros”, un eco de voces que luchan por decidir quiénes somos realmente.
Otros artículos sobre el Señor de los Anillos
El misterioso origen de los orcos en El Señor de los Anillos
¿Por qué Gollum no atacó a Bilbo cuando lo encontró?
¿Cómo acaba el Señor de los Anillos?
¿Cuánto duran las películas del Señor de los Anillos?
¿Dónde están los Enanos en El Señor de los Anillos?
¿Por qué Frodo es el único que puede llevar el Anillo?
¿Por qué Grima Lengua de Serpiente asesinó a Saruman realmente?
¿Por qué Frodo se va con los elfos al final del Señor de los Anillos?
