Por casualidad descubrí esta miniserie y me decidí a verla por tres razones principales:
- Es inglesa y normalmente los ingleses suelen tratar bien estas temáticas.
- Es cortita. Sólo 3 episodios.
- Va sobre Drácula. Un tema que me interesa.
Así es, la temática de vampiros siempre me ha atraído. He disfrutado desde novelas como la merecidamente famosa «Drácula, de Bram Stoker», u otras de Anna Rice, pasando por el juego de Rol «Vampiro» o películas como «Entrevista con el Vampiro».
Hay bastante contenido de calidad sobre este mito (y también muchísima morralla, claro).
Una versión muy diferente de Drácula.
Esta miniserie tiene la peculiaridad de aunar aspectos terriblemente tradicionales del vampiro (como que tengan que ser invitados) con aspectos más novedosos.
No espere el televidente encontrar un remake de la historia de Bram Stoker ni por asomo porque no tiene nada que ver.
El Drácula de la versión de Netflix es una serie que empieza al estilo clásico y acaba en paranoia.
Una serie capaz de lo mejor y de lo peor.
Drácula tiene una cosa impagable que tienen muy poquitas series: unos finales de episodios increíbles.
Son sólo 3 episodios, pero al terminar te mueres de ganas de saber que pasa en el siguiente.
Debe ser algo muy difícil de conseguir y esta serie lo consigue totalmente.
Pero por otro lado la serie tiene muchos altibajos y va de más a menos.
De hecho, para mi el tercero es el peor con diferencia.
La serie pega un giro radical que no me gustó nada y no por sorprendente es interesante.
Merece la pena, pero sin exagerar.
La serie no está mal y tiene sobre todo unos finales muy buenos de los dos primeros episodios.
Si fuera más larga no la recomendaría pero teniendo en cuenta que es una serie cortita, pues para echar el rato no está mal. Siempre y cuando te agrade el género claro. Si no, pues a otra cosa mariposa.
¡Gracias por leer!